29 de marzo de 2010

El sermón de un humilde predicador


Tuve una visión de un mundo sin miedo


Todo era perfecto,

No había gobiernos,

La ética y la moral eran una broma,

No había religión.

La vida como la conocemos se había acabado,
No había dinero, pues consumir no era necesario
No había sexo, pues la sensualidad se había extinguido
No había mentiras, pues la verdad era inexistente

Todo era perfecto,

La autodestrucción era la única regla

Perderlo todo era inminente

La Honestidad era innecesaria

Y los excesos, la santificación.

La venda de los ojos al fin caía
La virtud, siendo una inconveniente cualidad,
Se volvía en contra de quienes la poseían

El nirvana, el máximo nivel de iluminación, era el dolor.

El sufrimiento embriagaba de una hermosa paz.

El no tener nada, nos purificaba.

El no temerle a nada ni a nadie, nos liberaba.


Tuve una visión en la que vi al mundo arder


En donde vi al mundo como siempre debió haber sido...

Sin limites, sin sobriedad

Todos unidos a una misma conciencia de autodestrucción

Todos guiados por un sentido común de desesperación


El fuego lo consumía todo.

La destrucción y el caos, nos exaltaban.

La ilusión de la esperanza, se perdía.

La muerte y la desolación...Sanaban las heridas



Tuve una visión... Vi al mundo arder...Y fue hermoso


Tal vez, parezca que estamos muy lejos de que ese sueño se haga realidad, pero hay una manera de llegar a ello.
Todos debemos solidarizarnos y poner nuestro granito de arena,

Así que hermano mio, hoy te digo:

Has lo que tengas que hacer,

dale rienda suelta a tus más oscuras pasiones…
Pierde la esperanza, deja ir la ilusión de la seguridad,

Ignora la voz de la razón, no creas en la ciencia,

deja de buscar el perfeccionamiento, es inútil seguir buscando un grial inexistente.


Que los tiranos heredarán la tierra, y los violentos verán cumplidas las promesas que sus profetas le han decretado.


Tuve una visión en la que vi al mundo arder...Y fue hermoso.

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